Revista del Pensamiento Político

politeia 97

ARQUITECTURA Y MODERNIDAD

La arquitectura sin límites

Carlos Ruiz Acosta

El título hace referencia a la arquitectura sin límites en altura, forma y costo, desatada en algunos países a principios de este siglo. No pretendo hacer un análisis erudito del tema, sino un acercamiento, ya que no soy investigador ni experto, sino un observador de estos fenómenos, por lo que me limitaré a dar mi opinión.

Primero hablaré de la altura. Cuando me preguntan sobre la arquitectura de los rascacielos que proliferan en el mundo, mi mente se traslada a China y al Golfo Pérsico. Antes pensaba de inmediato en Nueva York, pero eso empezó a cambiar en la última década del siglo pasado cuando se hacía arquitectura basada en la creatividad y la belleza y cuando el cerebro del arquitecto se imponía sobre las computadoras que todavía no sustituían al hombre en el proceso creativo.

Para tener una idea de lo anterior, mencionaré cuatro edificios de autor anteriores al dominio (total) de las computadoras que, según mi apreciación, son los más atractivos del planeta.

  1. En 1990, el arquitecto I.M. Pei diseñó el Banco de China en Hong Kong, un edificio diferente con una geometría espectacular.
  2. En 1998, el arquitecto argentino César Pelli asombró al mundo con las Torres Petronas en Kuala Lampur.
  3. En 2004, la firma C. Y. Lee creó la torre Taipei 101 en Taiwan, basada en valores culturales ancestrales.
  4. En 2005, el arquitecto Santiago Calatrava, hizo la torre Turning Torso en Malmö, Suecia, como si fuera un torso humano girado 45 grados.

Sin entrar en detalles, cuando China crecía al 10%, surgieron ciudades de la nada para convertirse en centros de negocios, representados por la concentración de edificios en altura a semejanza de Nueva York. Fue así como en pocos años aparecieron “skylines” similares en diez ciudades chinas, entre las cuales están Shangai, Shenzen, Guangzhou, Nankin, Tianjin, Wuhan y Suzhou. Estas diez ciudades acumulan tantas edificaciones que no es posible distinguir las cualidades de cada una de ellas, sólo ver la diversidad de formas de los edificios, todos diferentes y todos parecidos. Es arquitectura de algoritmos basada en programas informáticos controlados por equipos de arquitectos y de programadores que han empezado a utilizar la inteligencia artificial. Este es un enorme cambio de paradigma, que se da en países dispuestos a pagar el costo que resulte.

En el Golfo Pérsico surgieron del desierto las ciudades de Dubái, Qatar y Abu Dabi y se dedicaron a reproducir su propio skyline neyorkino y a crear la arquitectura con la cual atraen turismo y negocios, para lo que contrataron a los mejores arquitectos del planeta, principalmente a los reconocidos con el Premio Pritzker: I.M. Pei, Arata Izozaki, Rem Koolhaas, Norman Foster, Frank Gehry y Jean Nouvel. Estas tres ciudades, originalmente pobladas por beduinos, no se han detenido en las minucias del dinero y formas de sus edificios, y las consumen cada vez más estrambóticas, sean estas curveadas, enroscadas, gelatinosas, en espiral, en forma de disco o con enormes huecos.

Independiente de los rascacielos, las ciudades de Dubái, Abu Dabi y Qatar, han aprovechado la riqueza petrolera para dotarlas del equipamiento urbano más costoso que se pueda construir, que incluye el equipamiento para la promoción del conocimiento académico y liderazgo en investigación y desarrollo como apuesta para el futuro de los árabes. Cito algunos ejemplos:

En Dubái cuentan con el Hotel Burj Al Arab de siete estrellas a la orilla del mar, un vistoso edificio semejante a una vela desplegada. Se construyó en 1999 y fue un aviso de lo que vendría; el Burj Khalifa, una desabrida aguja construida para ser el edificio más alto del mundo; The Opus de Zaha Hadid con un hueco orgánico en medio; el Hotel submarino Hydropolis, con habitaciones en el fondo del mar cubiertas con un enorme cristal, para observar la fauna marina como si estuvieran en un acuario; y el Museo del Futuro inaugurado en 2022, un edificio en forma de elipse deformada.

En Qatar tienen el Museo de Arte Islámico de I.M. Pei, un proyecto racional de acercamiento a la identidad nacional (lo que eso signifique); el Centro Nacional de Convenciones de Arata Izozaqui, con dos gigantescos troncos de árboles de concreto soportando el techo, que simbolizan el árbol sagrado islámico Sidrat; El Museo Nacional de Qatar de Jean Nouvel, un ingenioso, ampuloso y costosísimo edificio que, según el autor, representa a la formación mineral propia de la región, conocida como “Rosa del desierto”.

En Abu Dabi cuentan con el Museo Louvre del solicitado Jean Nouvel, consistente en una gigantesca cúpula metálica translucida de 180 metros de diámetro, explicada por el arquitecto: “son los rayos de luz solar pasando a través de palmeras datileras en un oasis”. Y los jeques radiantes de felicidad con tan poética justificación.

El Museo Louvre de Abu Dabi es un asunto de dinero y nada más que dinero. Veamos. Por el uso del nombre Louvre, el museo cobró 97 millones de dólares; por los préstamos de obras de arte, el Louvre cobró 747 millones de dólares sin incluir los verdaderos tesoros. Si quieren uno de ellos se tendrá que negociar.

Resumen

En China seguirán—mientras puedan– agregando edificios al skyline de sus ciudades, con variaciones de las formas conocidas hasta ahora. El crecimiento del 10% ya no volverá, irá en decremento y terminará perjudicando el furor constructivo. En los países del Golfo Pérsico continuará la competencia desbocada para hacer los edificios más estrafalarios que opaquen a la competencia de enfrente, mientras el precio del barril no caiga o lo sustituyan energías limpias.

La percepción humana es capaz de retener algo llamativo por escasos segundos, pero cuando el objeto se repite secuencialmente, como es el caso de la arquitectura de los rascacielos, la primera vez que se ven, se aprecian; en la segunda, la apreciación disminuye; en la tercera, todavía se ven; pero a la cuarta, pasan desapercibidos. Entonces ¿por qué el edificio Chrysler en Nueva York de 1930 sigue siendo llamativo y bello? La respuesta es que fue concebido por su autor como obra de arte, a la que le dedicó tiempo y estudio para dar con la forma que lo hiciera trascender. A 93 años de haber sido construido, sigue siendo admirado. Recordemos que se diseñó en una mesa de madera y se dibujó con lápices y tinta por seres humanos.

En el otro extremo del mundo está el edificio más alto de mundo: el Burj Khalifa con sus 818 metros de altura, diseñado por computadora y construido 80 años después del Edificio Chrysler de Nueva York. Es tan sólo una estalagmita tecnológica con el único atributo de la altura que será superado cuando a otro jeque se le ocurra romper el récord.

En los países citados, principalmente en los del Golfo Pérsico, la arquitectura es una potente muestra de dinero y poder. Y, a la vez, es un derroche irracional de recursos en manos de tres jeques: Mohammad bin Rashid Al Maktoum, Mohamed bin Zayed Al Nayhayan y Hamad bin Jalifa Al Tani. Adicionalmente, la población de Dubái, Abu Dabi y Qatar es pequeña en comparación con la población inmigrante que representa el 93%. Son trabajadores de India y países vecinos, explotados por intermediarios contratados para evitar que los jeques se manchen las manos.

Hasta ahora no he visitado China, por la sencilla razón de que me es indiferente y me causa escozor el siniestro Partido Comunista y sus dirigentes. Menos he pensado en ir a Dubái y ciudades circunvecinas. Están muy lejos y no me atrae la manifestación artificial y forzada de sus culturas. Y me desagrada la brutal explotación de los inmigrantes.

Comparativamente, en México no podemos hacer el tipo de arquitectura de los países mencionados. No tenemos ni el capital ni la tecnología. Y si queremos imitarlos, serán casos aislados que servirán sólo para levantar la mano. Al Paseo de la Reforma le ha tomado décadas poblarse de rascacielos y han aparecido uno que otro en Monterrey y en Guadalajara.

El edificio más bello del planeta

El edificio en altura de mi completo agrado y que además conozco, está en Suecia y lo proyectó el arquitecto español Santiago Calatrava. Se trata de una maravilla de la arquitectura y la ingeniería. Se le conoce como Turning Torso y está en la ciudad de Malmö. Fue terminado en 2005 y desde entonces, ningún otro edificio ha podido superar la genialidad de su concepción, ni la originalidad, ni la belleza. En otras palabras, la creatividad humana es la única capaz de hacer obras maestras como la Piedad de Miguel Angel y el Turning Torso.

Los arquitectos citados y sus obras

I.M. Pei: Pirámide del Museo Louvre, París.

Arata Izozaqui: Art Tower Mito, Ibaraki.

Rem Koolhaas: Edificio de la Televisión Central de China, Pekín.

Norman Foster: Parlamento Alemán, Berlín.

Jean Nouvel: Filarmónica de París, París. P


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