La 4T ya fracasó, como gobierno y como proyecto político, ni con el tractor de Obrador pudo y ahora que se va menos. Dar dinero a la gente pobre y cumplir con los compromisos de México con sus socios comerciales, además de ajustarse a los criterios en materia financiera y económica que rigen el mundo global que vivimos, no es, en modo alguno, transformar un país, así se pongan en la balanza las mega obras de dudosa rentabilidad y seguro costo que han sido aeropuertos sin utilizar, trenes depredadores del medio ambiente natural y refinerías sin horizonte tecnológico en las que el gobierno se gastó la reserva de recursos contingentes y comprometió el gasto público ordinario del futuro inmediato. Aún cuando alguna corcholata quedara al frente del siguiente gobierno, lo cual es posible, pero cada vez más improbable, tendría menos posibilidades de concretar las descabelladas ideas que Obrador trae en la cabeza. Si la presidencia de México es improbable para cualquiera de las corcholatas, la mayoría calificada para hacer cambios constitucionales en las cámaras de legisladores lo es aún más. Obrador amenaza que el primero de diciembre del año que entra enviará al Congreso las reformas a la Constitución que en la actual legislatura le han rechazado, atrapado en sus delirios no se da cuenta de que ahora sueña despierto.

Los Sueños de López Obrador
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